Dieta del Azucar

Faustino llegó con la nutriologa exactamente a la hora en la que tenía la cita. No tuvo que esperar ni tener que hojear revistas. Era la última cita en su agenda y prácticamente él era lo único que la separaba de unas merecidas vacaciones con su esposo.
—Buenos tardes Sr. Pérez, se que ha venido por un problema de alimentación.
Faustino solo asentó con la cabeza, se notaba su nerviosismo y urgencia para que le dieran una solucion a su forma de alimentarse.
—Bien, lo primero que deberemos hacer es tomarle las medidas de altura y peso. En función de ello sacaremos cuántos kilos tiene de más y trabajaremos a partir de alli.
La nutrióloga sacó una cinta de medir y una especie de gancho y con el,  pellizcó las lonjas de Faustino
— ¡Vaya!  —exclamó— ¿Hace usted ejercicio?
—En ocasiones, suelo correr dos o tres  veces por semana.
— Ya veo, usted solo tiene 4 kilos de mas. Solo le faltan bajar eso y estará en su peso ideal
— Pero Doctora, — dijo timoratamente Faustino—  no he venido yo por eso, mire usted; lo que pasa es que tengo problemas con mi pareja...
— No soy terepeuta— le interrumpió abruptamente—  pero conozco a una que le podrá ayudar con su relación, déjeme le paso el numero, lo tengo justo aqui...
— No, es con una nutriologa con quien mi pareja me mandó — dijo decididamente—  
— No entiendo, ¿entonces por qué la menciona? ¿Que tiene ella que ver?
La nutrióloga lo miró sutilmente como suelen hacerlo las mujeres, de pies a cabeza. Supo que de sobrepeso no había nada, quizá solo vanidad
— Entonces, diganme ¿de que se trata todo esto?
Faustino parecia cada vez mas apesadumbrado, se frotaba constantemente la cabeza cada vez que hablaba y  comenzó a sudar, pese a los agradables 19° del consultorio
—Como le decía, mi pareja se queja constantemente por los alimentos que ingiero y  la forma en que los preparo.
—¿Y que con ello?
—Pues bien, me gusta mucho la carne de res, de cerdo, el pollo etc.. me gustan muy marinados y además...
—Espere, ¿y que tal las frutas y verduras?
—Solo brocoli, me encanta el brocoli aunque también los esparragos y alfalfa. Frutas solo la manzana pero de vez en cuando
—No veo entonces por que su pareja se molesta, como le decía, tengo el numero de una terapeuta  experta en problemas de pareja ella tiene amplia experiencia en...
—Aún no termino —dijo consternado Faustino— no es solo la comida sino la bebida, verá...
—¿Acaso usted toma mucho? Inmediatamente le puedo facilitar el número de alcohólicos anónimos...
¡Que no! ¡Maldición!  Mi problema no es de alcohol. Bebo, pero nada en exceso, también fumo.
—¿Que tan seguido? —se apresuró la nutriologa a preguntar—  
—Solo unos tres a lo largo de la semana —respondió con tristeza —
Ansiosa ya, de no poder salir de unas vez por todas de su consultorio, y ver que su paciente ocupaba ser escuchado en lugar de ser bien alimentado, empezó a escribir la dieta que seguiría. En realidad solo copió y pegó la misma receta de siempre. La que daba a la mayoría de sus pacientes, justo cuando estaba a punto de imprimirla, la mirada de Faustino se perdió en los titulos y reconocimientos de la nutriologa que colgaba de la pared y dijo lo siguiente: Mi pareja padece de salofilia
—¿Salofilia? —preguntó con extrañeza—
—Si, es decir que le fasina...
—Si, si se lo que es, pero que no se supone que...
La nutrióloga se inclinó ligeramente hacia atrás, abrió sus ojos y boca lentamente, de golpe había entendido todo el asunto y el por que la descripción tan meticulosa de Faustino sobre los alimentos que consumía.
—Ahora entiende mi situación, —observó aliviado— tengo que cambiar mi alimentación para que sea dulce al paladar de mi amada. De lo contrario ella termina conmigo, en verdad la amo y es lo mejor que me ha pasado en la vida, no quiero perderla. Deseo cambiar por amor, ¿uno  cambia la forma de ser por amor no es así? ¿Por qué entonces no la forma de comer?
La nutriologa, sorprendida por tal inusual petición buscó en sus archivos y rápidamente dio con la dieta.
—En una semana debe usted de tener cambios. Y por favor —dijo amablemente— deje el cigarro y el alcohol, es lo que más causa la amargura en sus secreciones
—Se lo agradezco mucho, no tiene una idea cuanto espero que con este cambio ella sea feliz y me ame mas y solo este conmigo y me llene de besos y caricias —sus palabras salían a tropel y se atropellaban constantemente—
La nutrióloga le observó salir apresurado para comprar las frutas y demás alimentos que lo ayudarían a no perder al ser tan amado.  Se quedó pensando durante algún tiempo. Las ganas por retirarse habían desvanecido, pensó en las veces en que su esposo no pudo mandarle un simple mensaje y hacerle saber que llegaría tarde o las veces que había olvidado su aniversario y demás fechas importantes, y ahora, se alejaba un hombre que con tal de mantener el amor de su mujer cambió su forma de alimentarse.  Mensajeo inmediatamente a su esposo y le obligó a seguir el mismo régimen estricto de frutas, de lo contrario ya no habría más felaciones. Se sabe que la dieta fue todo un éxito, tanto, que solían usar sus secreciones como endulzantes bajos en calorías. En cuanto a Fuastino... su pareja terminó con él sin darle ninguna  explicación. Se reventó en lágrimas por la pérdida de su amada pero disfrutó de una longeva y saludable vida pues a partir de entonces nunca mas volvió a fumar o a  ingerir alcohol ni cualquier tipo de carne.